lunes, 28 de septiembre de 2009

Cosmonauta uterino

Gustav Ilich Ivanóvic, junto con otros seis tripulantes del U-R345, está en órbita. Para una reparación mecánica ha salido de la nave. En la inmensidad se hunde lentamente como grano que se cierne. Poco a poco, se disuelve entre la oscuridad espesa como grasa.
De pronto, el cordón que lo unía a la cabina se desprende; la nave lo pierde irremediablemente. Gustav tiembla; ha quedado infinito y solo, errático.
Otro cordón lo liga entonces. El astronauta se ovilla. El abismo se hende. Gustav Ilich Ivanóvic se acobarda... ha comenzado a nacer.

1 comentario:

  1. Muy bueno Gabriel, si tienes oportunidad pasate por el mio: http://manumiso.blogspot.com
    saludos

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