domingo, 27 de septiembre de 2009

Gómez y Ramírez

Ramírez al conmutador con voz agudísima: “¡Gómez, venga inmediatamente a mi privado!”. Puerta cerrada. Se filtran la renta, los hijos, las medicinas, las deudas de Gómez; se cuela por el friso de la puerta como miedo entre todos el niño Gómez en la primaria; pero nada. Sale lloroso y todos tiemblan. Entonces el conmutador suena nuevamente; ahora es en el privado de Ramírez. Ramírez se estremece…

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